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Apuntes en medio de la Ola

Apuntes del LIVE de la Asociación Psicoanalítica Argentina titulada “Consideraciones Intempestivas” El Malestar en la Cultura.



A propósito del gran título de este encuentro que psicoanalistas destacados de Argentina desarrollaron, intempestivamente me encontré en redes sociales esta charla que me ha resultado tan renovadora y llena de luz para los matices obscuros de lo que actualmente enfrentamos. Y al ser yo una empedernida tomadora de apuntes, quise compartir con ustedes, lo que alcancé a escuchar y luego tratar de ordenarlo aquí y traducirlo con algún sentido para quienes no somos tan versados en temas psicoanalíticos.


Antes de pasar a los apuntes, mencionaré los ecos que me han dejado marca. En psicoanálisis nos importa mucho encontrar sentido y significado ante la experiencia del sujeto. Y coincido en pensar que estamos en el asombro y en el no saber dónde acomodar lo que acontece, preguntándonos qué sentido tendrá todo esto.


Una de las preguntas que me surgen desde mi vida cotidiana son ¿cómo ser creativo y trasladar el arte al terreno de lo doméstico que todos estamos viviendo? ¿Cómo curarnos y generar creatividad en nuestro encierro domiciliar?


Desde el psicoanálisis entendemos lo sexual como pulsión de vida, como toda expresión de la libido, desde el abrazo, la caricia, el beso, el saludo de mano, la amistad, la expresión afectiva. Y es muy cierto que algo nos está pasando con la carencia actual de sexualidad, de posibilidad de contacto y cercanía, de intimidad con el otro en todos sus gradientes. La libido ya no tiene tantas opciones en las cuales poder depositarse.


Uno de los factores que han incrementado recibir pacientes hoy en día, está siendo el hecho de que los sujetos, ya no localizan los mecanismos con los que antes se contaba para hacer frente a las experiencias: se acabaron los viajes y escapadas, se terminaron los espacios públicos para el acting, se suspendieron muchas posibilidades de encuentro con el arte en los museos, librerías y bibliotecas, los encuentros sexuales más sutiles llegaron a su fin y el menú de opciones de afrontamiento se ha reducido de tal manera que el sujeto viene a la consulta a convertirse en paciente con sus síntomas en la mano y al descubierto.


Me parece destacable la idea de que la desmentida puede ser hoy por hoy un mecanismo en pro de mantener la vida y la mente sana. La desmentida es un mecanismo que en psicoanálisis se ha considerado parte de las perversiones, mecanismo clásico en las explicaciones de la amenaza de castración, misma que puede generar en el niño no una negación de la realidad, sino un hacer como que la realidad no está ocurriendo, saber que está ahí pero fingir o hacer como que no lo está. La invitación a que nuestros pacientes puedan echar mano de esto para dejar circular la pulsión, el deseo, la vida y la posibilidad de encontrar satisfacciones a pesar de que lo real impone restricciones a todo lo anterior; un hacer como si esto no estuviera tan presente y que así no inunde nuestra mente de muerte, miedo y fatalidad.


Klein, famosa psicoanalista que analizaba a niños en medio de la 2ª guerra mundial entre bombardeos, o Freud mismo que vivió esta guerra y perdió a una de sus hijas durante la gripe española, no dejó de producir material y pensamiento. Hay acá una invitación a que persistamos en el mantenimiento de nuestras mentes expectantes pero produciendo sentidos, adaptadas a la realidad y con juicio, pero no tan dóciles y mejor en el ejercicio de la creatividad. Tenemos un invitación a buscar las ligaduras en lo traumático y a tratar, como siempre, de empujar la pulsión de muerte con el amor, no sucumbiendo a la fascinación que existe en la mente humana por el canibalismo y la destrucción. Estemos preparados siempre para lo inesperado, para los destiempos, para ver al inconsciente aflorar y vernos como humanidad tantas veces determinados por nuestra biología y sus virus, por nuestros malestares en el diario existir. Y cómo diría un querido amigo, seamos protagonistas de nuestra propia historia en este impactante momento, estamos en medio de la ola y mucho del comprender vendrá después.



Ahora sí, a los apuntes:

Gabriela Goldstein, Alicia Killner, Norberto Marucco y Adolfo Benjamin, aportaron en esta sesión de trabajo su pensar en medio de la pandemia que el mundo entero vivimos por efecto del COVID-19.


Comparto aquí mi escucha y mirada sobre sus palabras y aporto mi orden de sentido para ustedes.


¿Qué es lo intempestivo? Lo intempestivo es lo inactuado, lo que nos lleva a la obscuridad y que está fuera de tiempo. Como efecto a esto que nos ha alcanzado, pareciera que andamos descaminados y perplejos en la significación.


Nietzche , contemporáneo de Freud, hablaba de la tragedia, de lo Dionisiaco y Apolineo ya que es necesaria la tragedia en el pacto social. Lo mudo en mí, lo que no puede ser dicho, lo dice la tragedia y la tragedia de lo que habla es de que hay algo que no tiene solución y que no puede ser del todo ocultado. Es así que Nietzche propone: curémonos con el arte.

El analista, debe estar preparado para esperar la aparición de lo inesperado en la sesión y a partir de ahí interpretar para develar las razones ocultas y desconocidas. Al parecer, el actual Malestar en la Cultura se llama pandemia del coronavirus, pero nuestro malestar ha tenido ya antes varios nombres: calentamiento global, crisis migratoria, capitalismo e inteligencia artificial, etc. Es destacable pensar que el primer nombre que Freud utilizó para darle título a “El Malestar en la Cultura” fue Infelicidad en la Cultura, ya que nada nos prepara para ser felices. Por ello no debemos permitir que el malestar actual nos impida deliberar, crear, ser críticos.


Hoy en día, surge la sensación de que alguien puede matarnos con su amor o amistad. Nuestra práctica como psicoanalistas, consiste en abrir preguntas, ya que cuando una disciplina lo explica todo, se ha convertido en religión a causa de la incertidumbre.

Todo avance en la cultura se da en una renuncia pulsional que luego generará otro malestar. Hoy en día estamos renunciado a la Relación Sexual con el otro, al tacto, contacto, olor.

Es importante aceptar las medidas de la realidad que nos impone la cuarentena, pero debemos pensar cuánta de esa realidad ocupa nuestro espacio psíquico, nuestra realidad interna. Es de preocupar el exceso de realidad que está limitando a la pulsión. Se corre un riesgo al adaptarse demasiado a la realidad y pagar el precio de la neurosis o de la pulsión de muerte. Ante esto, uno de los posibles mecanismos a utilizar, es la desmentida de la castración en aras de resguardar la pulsión de vida.

El malestar en la cultura viene de un exceso de represión de la pulsión de vida-amor y justo ahora el amor está cuestionado ya que lo que yo amo tiene la posibilidad de matarme perdiendo así la posibilidad de confiar en el otro, lo cual es siniestro. Mi hijo, mis amigos, mi pareja, mis padres pueden destruirme o yo a ellos.

En el tratamiento actual, vemos a nuestros pacientes con sus ideales truncos por la realidad de postergarlos para no morirse, produciéndose así una pérdida de la autoestima y una posible pandemia de depresión. Sin embargo, si yo hago propia la restricción del confinamiento, hay posibilidad de preservar mi pulsión de vida y crear.

La tragedia, lo trágico, no se puede resolver, lo vemos en Edipo, en Antígona y en nuestros pacientes que actúan estas historias en sus propias vidas. La tragedia es un tema que retorna e insiste en la cultura. Toda época ha tenido sus tragedias y toda época las ha querido ignorar. Toda época ha tenido su malestar y su fármaco, el fármaco de hoy es: “todo es posible, consume y goza”.

En tiempos actuales vale la pena preguntarse ¿Cómo se construye lo humano?

Uno de los agentes de producción de lo humano en nuestros antiguos orígenes fue la matanza y el canibalismo. El subsecuente mandamiento “No matarás” pone en evidencia que somos el linaje de una serie interminable de asesinos que llevaban en la sangre el gusto por matar.

Hoy en día nos intoxicamos con información que empobrece nuestro pensamiento como seres humanos. Citando a T. S. Eliot “¿Dónde está la sabiduría que perdimos con el conocimiento, dónde esta el conocimiento que perdimos con la información?”

El ser humano es un animal que habla y el habla dio lugar al inconsciente. Actualmente estamos enfermos de realidad, la realidad que trae y convoca el trauma y a la vez lo anestesia.

El saber es una ilusión, no hay un saber que nos lleve a la verdad definitiva, sin embargo es indispensable buscar la verdad. La verdad siempre tendrá una parte irrepresentable, que devela también que todos tenemos una parte asesina, de muerte.

Hoy por hoy, ayudamos a nuestros pacientes a desmentir la realidad, para que tengan posibilidad de pulsión, de satisfacción, de placer, de lo contrario será peligroso que el psiquismo humano se deprima encerrados en un espacio de muerte. El centro de esto es el peligro de tener la vivencia de estar encerrados en una realidad que no permite ni satisfacción ni creación.

Esta pandemia puede ser entendida como una herida narcisista para la humanidad ya que nos recuerda nuestra castración.

A parte de la depresión, podemos pensar en el duelo, el duelo de la vida que teníamos, nunca nos dimos cuenta de que éramos felices. Hemos perdido un mundo que no sabemos cuándo vamos a recuperar. Estamos esperando que llegue una vacuna que nos salve, pero la vacuna no nos va a salvar de todo lo que hemos perdido. Debemos diferenciar pérdida – renuncia – duelo – depresión. En este momento, hay límites extraños entre fantasía, deseo y realidad.

Es importante, pensar en la ligadura que el coronavirus puede tener con algo destructivo en cada uno. Debemos ser cuidadosos con no introyectar un Yo con problemas hipocondríacos. Ante la realidad actual aparecen ataques de angustia, aunque esta realidad no es nueva. Hay algo de la cultura que sobre exige al Yo, algo que no puede cumplir el Yo y esto es lo que produce la depresión.

No debemos idealizar la incertidumbre, un máximo de incertidumbre genera Mesías salvadores, creencias religiosas o dictadores. Aunque sí hay que usarla para el pensamiento. Saquemos de este fenómeno traumático lo mejor que podamos, algunos sentidos. Tengamos cuidado con que la realidad extrema nos empuje a actuar la pulsión de muerte. Tratemos de ver al horizonte y pensar en lo que viene después.

Escrito para Sebastián y Emiliano... que encuentren en sus tempestades, los atisbos de su felicidad. TZ.

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