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¿Y tú, dudas de tu cordura? Entre lo real y lo irreal está la mente humana.

Foto del escritor: Tania ZárateTania Zárate

La mente humana es un universo complejo que puede oscilar entre la lógica y la irracionalidad, lo real y lo irreal. A menudo, enfrentamos situaciones que nos hacen cuestionar nuestra cordura y la de quienes nos rodean. En este artículo, exploraremos dos conceptos fundamentales en psicología: la neurosis y la psicosis, y cómo estas condiciones influyen en nuestra percepción de la realidad.



La naturaleza de la neurosis

La neurosis se refiere a una serie de trastornos mentales caracterizados por altos niveles de ansiedad, pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos. Aunque quienes padecen neurosis están conscientes de su condición, suelen experimentar angustia y malestar debido a sus pensamientos intrusivos. Esto puede manifestarse en diversas formas, como fobias, trastornos de ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

Por ejemplo, una persona con fobia a volar puede saber que su miedo es irracional, pero eso no disminuye su ansiedad al pensar en subirse a un avión. La neurosis, por tanto, se origina en la lucha entre la mente consciente y la subconsciente. La persona está al tanto de las realidades del mundo que la rodea, pero su percepción se ve alterada por emociones intensas y pensamientos distorsionados.


La psicosis y la desconexión de la realidad

Mientras que la neurosis se mantiene dentro de un marco de realidad, la psicosis se caracteriza por una desconexión significativa de esta. Las personas que sufren de psicosis pueden experimentar delirios y alucinaciones, que las llevan a formar creencias erróneas y distorsionadas sobre la realidad. Este trastorno puede presentarse en diversas condiciones, incluyendo esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo y algunas formas de trastorno bipolar.

Un ejemplo clásico de psicosis es una persona que cree que está siendo perseguida por fuerzas externas, a pesar de la falta de evidencia que respalde esta creencia. En esta situación, la persona no solo tiene una percepción distorsionada, sino que carece de la capacidad de discernir entre lo que es real y lo que no. La psicosis puede resultar incapacitante, afectando gravemente la funcionalidad diaria y las relaciones interpersonales.


Distinciones clave entre neurosis y psicosis:

  1. Conciencia de la Realidad: La principal distinción entre la neurosis y la psicosis radica en la conciencia de la realidad. Las personas con neurosis son conscientes de su problema y, a menudo, pueden identificar que sus miedos son desproporcionados. En contraste, quienes padecen psicosis generalmente no son conscientes de que su percepción de la realidad es distorsionada.

  2. Grado de Malestar: La neurosis suele implicar malestar emocional y ansiedad, pero no necesariamente afecta la funcionalidad de la persona en su totalidad. Por el contrario, la psicosis puede incapacitar seriamente a un individuo, dificultando su capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas o interactuar de manera efectiva con los demás.

  3. Manifestaciones Clínicas: Las manifestaciones de la neurosis suelen ser emocionales y conductuales, como obsesiones y compulsiones. En la psicosis, las manifestaciones incluyen delirios (creencias falsas) y alucinaciones (experiencias sensoriales falsas).

  4. Intervención y Tratamiento: Los tratamientos difieren significativamente entre ambos trastornos. La neurosis se puede tratar eficazmente con terapia cognitivo-conductual, medicación ansiolítica o antidepresiva, y técnicas de manejo del estrés. Por su parte, la psicosis puede requerir intervenciones más intensivas, incluyendo antipsicóticos y hospitalización en casos severos.


La neurosis implica un conflicto interno en el que el individuo es consciente de su malestar. La angustia emerge de la represión de deseos y emociones, y aunque puede manifestarse en fobias, obsesiones y compulsiones, la persona sigue estando conectada con la realidad. Laing enfatizaba que “la neurosis puede ser una respuesta a las tensiones de vivir en una sociedad que no nos permite ser quienes realmente somos”. Esto ilustra cómo la neurosis puede ser una expresión de la lucha entre la conformidad social y el deseo de autenticidad.

Los síntomas neuróticos son una forma de organizar y dar sentido a la confusión interna. Por ejemplo, alguien con trastorno de ansiedad puede desarrollar rituales compulsivos para obtener una sensación de control sobre su entorno. A través de la terapia, los individuos pueden explorar estas luchas y, con el tiempo, reconciliar sus conflictos internos, permitiendo una mejor adaptación a la realidad.


A diferencia de la neurosis, la psicosis representa una ruptura más significativa de la realidad. Quienes padecen psicosis pueden experimentar delirios y alucinaciones, erosionando su conexión con el mundo exterior. Según Laing, “la psicosis puede ser vista como una respuesta a la experiencia de la vida misma, donde la verdad es demasiado abrumadora para ser soportada”.

Un ejemplo de psicosis es la esquizofrenia, donde el individuo puede desarrollar creencias delirantes que no tienen fundamento en la realidad. Esta condición puede ser devastadora, ya que puede despojar a la persona de su identidad y capacidad para funcionar en la sociedad. Laing afirmaba que muchas veces la psicosis es una respuesta a la falta de comprensión y apoyo social, lo que desacredita la noción de que la locura es una simple patología.





Personalización y Despersonalización: Un Baile con la Identidad

La personalización y la despersonalización son experiencias profundamente conectadas con la percepción de uno mismo y el entorno. La personalización se refiere a la tendencia de los individuos a sentir que todo lo que sucede a su alrededor está relacionado con ellos, muchas veces de manera exagerada. Esto puede resultar en una sensibilidad emocional intensa y en un mayor riesgo de experimentar ansiedad y depresión. Laing decía que “en la personalización, el individuo se ve atrapado en una prisión de su propia construcción emocional, donde cada evento externo es una reflexión de su mundo interno”.

Por otro lado, la despersonalización implica una sensación de desconexión de uno mismo, donde el individuo puede sentirse como un observador de su vida en lugar de un participante activo. Esta experiencia puede ser aterradora, llevándolos a cuestionar su propia existencia y sentido de identidad. Laing exploró este fenómeno al señalar que “la despersonalización puede ser una defensa ante la angustia de existir en un mundo que parece carecer de sentido”. Cuando la realidad se vuelve abrumadora, algunas personas pueden experimentar esta desconexión como un medio para sobrevivir, aunque a costa de su sentido de sí mismos.

Ambas condiciones son particularmente importantes en el contexto de la salud mental. En la neurosis, la personalización puede intensificar el miedo y la ansiedad; mientras que en la psicosis, la despersonalización puede llevar a graves crisis de identidad y desbordamiento emocional. La comprensión de estas dinámicas es vital, ya que permite un enfoque más humano y empático hacia quienes las experimentan.


La Búsqueda de la Autenticidad: La Visión de Laing

R. D. Laing creía firmemente en la importancia de reconectar a las personas con su sentido de autenticidad. Con su famoso aforismo “la locura puede ser un intento de establecer un sentido de identidad dentro de lo que es claramente perturbador”, dejó claro que la lucha por la autenticidad es una batalla cotidiana para muchos. La locura no es un destino final, sino un viaje y una invitación a explorar más allá de las convenciones sociales.

Laing enfatizaba que, en muchos casos, los individuos diagnosticados con trastornos mentales pueden ser más susceptibles a la presión social y a las expectativas externas. En su búsqueda de autenticidad, es fundamental ofrecer apoyo y compasión, creando un espacio donde se sientan escuchados y validados. Esto resuena con la idea de que entender la locura como una forma de lucha por la verdad puede significar ofrecer un camino hacia la recuperación y el autodescubrimiento.


La reintegración de los aspectos fragmentados del ser es crucial en el proceso de recuperación. Tanto en la neurosis como en la psicosis, el objetivo es traer a la superficie las luchas internas y darles un sentido. La terapia, en sus diversas formas—ya sea psicoanálisis, terapia cognitivo-conductual o enfoques humanistas—juega un papel fundamental en este proceso de curación.

Una vez más, citando a Laing, “el papel del terapeuta es el de ser un compañero en esta travesía hacia la verdad”. La terapia puede ofrecer un espacio seguro para explorar esas experiencias, ayudar a la persona a encontrar la conexión perdida entre su mundo interno y la realidad externa. A través de este trabajo, se puede promover un diálogo interno más saludable y una percepción más equilibrada de la vida.


Dudar de la cordura es una experiencia común en la condición humana; muchos de nosotros nos encontraremos en la delgada línea entre pensar que podemos estar perdiendo el control y la búsqueda de autenticidad en un mundo que a menudo parece desprovisto de sentido. En este artículo, hemos explorado las distinciones entre la neurosis y la psicosis, así como las experiencias de personalización y despersonalización, todo ello a través del lente psicoanalítico de R. D. Laing.

La salud mental no debe considerarse una cuestión de blanco y negro. En cambio, es un espectro variado donde la experiencia de cada individuo es única. Al empoderar a las personas en su búsqueda de significado y autenticidad, no solo promovemos un mayor entendimiento de la salud mental, sino que también respetamos la rica diversidad de la experiencia humana. La locura, entonces, puede ser vista no solo como una condición para tratar, sino como una profunda insignia de la búsqueda humana por la verdad y la conexión.


Tania A. Zárate Tapia

Psicoterapia Psicoanalítica

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